Una ciudad a través de un libro – Ciudad Juárez en 2666


Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento

Hace unos días terminé de leer “2666” de Roberto Bolaño, una novela intensa de cinco partes en la que cuatro de ellas se desarrollan en una ciudad llamada Santa Teresa, que guarda un vínculo directo con Ciudad Juárez –es mas bien un seudónimo. También en estos días Ciudades a Escala Humana publica El poder de una frontera, en el que comenta la simbiosis entre ésta y la ciudad gringa de El Paso, ciudades gemelas, o mejor dicho una ciudad dividida por por una frontera geográfica, amurallada y securizada. El artículo busca describir las diferencias entre ambos lados del desierto.

Poca atención había prestado a esta ciudad a pesar de las noticias sobre asesinatos de narcotraficantes que acostumbran llegar a los diarios televisivos. Sin embargo, Ciudad Juárez es misteriosa, y el libro de Bolaño no hace más que enfatizar su estado casi fantasmagórico.

La impresión que tengo de ella luego de leer el libro es la de una ciudad infame donde no debería vivir nadie, y donde sectores de viviendas vacías o informales se suceden entre basureros improvisados y pedazos de desierto en los que se escriben silenciosamente historias de narcotráfico y asesinatos de mujeres sin esclarecer. El aire parece ser muy denso y caliente y quema las narices y pulmones al respirar, mientras en el horizonte cercano están las maquiladoras (zonas francas).

La cuarta parte del libro cuenta sobre asesinatos de mujeres y niñas, violadas y estranguladas en patrones varios y que la policía nunca logra resolver, a no ser por casos aislados. Esta parte deja entrever la ligereza con que es tomado el tema por parte de todas las autoridades y los vínculos íntimos entre los estratos de delincuencia –gobierno y criminales. Pero la cuarta parte es sólo una descripción del contexto criminal; la segunda parte muestra la desesperación humana, la de un hombre que se ahoga en la arena después de migrar con su hija, con la que vive como padre soltero y atemorizado por su bienestar.

Buscando en la red encontré que las muertes de mujeres y niñas es un hecho real de esta ciudad, en la que cientos de mujeres son violadas y asesinadas año tras año, y Bolaño no hace más que novelizarlo. Decenas de asociaciones civiles se han formado para luchar contra esta vida, contra la complicidad y el descaro, y aún así siguen registrándose víctimas.

Esperanza tengo de que Santo Domingo u otra ciudad dominicana no llegue a estos niveles a pesar de los vínculos de los gobiernos con los narcos, porque sinceramente agita el alma imaginarse en semejante lugar.

Del libro “2666” debo decir que es increíble, lo más intenso que he leído en los últimos años, más aún que “Los detectives salvajes”, que ya es un libro cautivador. La última parte de “2666” (la única que no sucede en Ciudad Juárez, sino en Alemania y Europa del Este) me fascinó; es una historia tras otra, como si los conceptos del Quijote se vieran explotados tres veces. Para quien pueda dedicarle tiempo, y quiera sentir algo de lo que se vive en Ciudad Juárez, le dejo la recomendación aquí.

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