Mucha vaca
Mala Fé no tiene ni idea de lo diferente que el baile de la vaca significa en Rwanda.
Rwanda puede haber subido cuchucientos lugares en la lista de países para hacer negocios, pero el que venga a negociar debe saber alguito de vacas, porque aquí en esta sinuosa tierra conjugada por volcanes las vacas son parte íntima de la cultura.
Millones de rwandeses están lejos de un desarrollo al nivel que uno conoce, pero el orgullo familiar en las zonas más rurales está en tener vacas. La tradición es tal que en los matrimonios hay que incluirlas: cuando dos jóvenes quieren casarse hay que negociar –las vacas son el valor más preciado para ello. La familia de ella esperaría la mayor cantidad de vacas posibles. El matrimonio tradicional se sigue haciendo incluso en la ciudad. Una vaca se da como símbolo de virtud. (Una vez comenté si me aceptarían un kilo de carne de vaca de primera comprada en el mejor supermercado y la respuesta no fue muy agradable).
Lamentablemente las vacas también son usadas en negociaciones de la justicia pueblerina. Mis colegas especialistas de protección social me cuentan que en los pueblos más remotos estas solucionan violaciones de niñ@s, mujeres golpeadas, etc.
En los pueblos es común ver hasta en la calle niñas y niños bailando con movimiento de brazos, muñecas y dedos; un baile que dicen asemeja la forma de los cuernos de la vaca. Igualmente los piropos a las mujeres incluyen comparaciones con las vacas. Los ojos, el color, la piel... todos son objeto de comparación con vacas, y las mujeres sonríen cuando les dicen eso...
Para no quedarse atrás, el gobierno usa las vacas para mejorar condiciones y ganar votos con su programa “Una vaca por hogar”. Mejor dicho no, no es para ganar votos porque aquí hay sólo un partido grande de carácter militar que guarda muuuuuuuuuchos secretos.
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