Los cuadritos de Aquileia

Si tengo que recomendar dos sitios dignos visitar (que yo haya visitado) que estén cerca de Venecia, atractivos completamente diferentes, diría que Padova y Aquileia. Padova es más “élite”. Aquileia es un pueblito pequeño al que, según las guías, valía la pena visitar. Después de recuperar el camino desde Grado, pude encontrar la verdad de Aquileia: es un museo inmenso de mosaicos romanos.

Su Basílica podrá no ser impresionante al exterior como la de San Marco, pero en su interior hay toda una sucesión de capas históricas que los italianos han logrado conservar y exponer de forma especial. Se accede y se va desde el inicio por una extensa pasarela de cristal sobre la que se puede explorar la simpleza de las figuras representadas. Ellas, en sí, son graciosas, como todas las representaciones en mosaicos. El gallo y la tortuga juntos era la representación más atrevida de ese tiempo (tal vez). Los frescos de las cámaras subterráneas completaron un agradable recorrido.

Es el pavimento de mosaicos romanos más grande del continente europeo, parte de las razones que le hacen Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Sin embargo, el recorrido no terminó ahí. Como si fuera masoquista fui al Museo Arqueológico de Aquileia, en el que se exponen tal vez una centena de mosaicos más. Aprendí que mientras más pequeñas son las piezas, más antiguo es... y después de ahí se me borró todo. Empecé a ver en cuadros, pixelado...

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